El desarrollo histórico de los mayas prehispánicos abarca un amplio periodo de tiempo de aproximadamente 3.000 años, desde que se establecieron las primeras aldeas en la zona hasta el sometimiento y desaparición gradual de esta cultura tras su contacto con los europeos. Los historiadores e historiógrafos especializados en el estudio del continente americano aceptan una división de la historia del mismo en los siguientes periodos (los márgenes temporales que marcan la transición entre periodos han de entenderse como algo flexible y pueden variar dependiendo del historiador o de la zona de América de que se trate): Cultura de nódulos y lascas (40000 a.C.-10000 a.C.), Paleoindio (10000 a.C.-6000 a.C.), Arcaico (6000 a.C.-1200/1800 a.C.), Formativo o Preclásico (1200/1800 a.C.-0/250 d.C.), Clásico (300-900) y Postclásico (900-1500/1600). Los rasgos que darían su carácter propio a la cultura maya se estructuraron en el periodo Formativo, se consolidaron y alcanzaron su esplendor en el periodo Clásico y se prolongaron hasta el contacto con los españoles. A continuación, se analizará este desarrollo histórico más detenidamente, haciendo especial hincapié en los periodos que conocieron el auge de esta civilización.
Etapa preagrícola
Los estudios más recientes sugieren que el Nuevo Mundo fue colonizado por pueblos asiáticos que llegaron desde Siberia por Alaska a partir del año 40000 a.C., fecha desde la cual se empieza a computar la prehistoria de los pueblos americanos. La dilatada etapa preagrícola de los mismos se suele dividir a su vez en tres grandes periodos: la Cultura de nódulos y lascas, el Paleoindio y el Arcaico. Los dos primeros abarcan desde 40000/30000 a.C. hasta aproximadamente el año 7000/6000 a.C., una amplia franja temporal en la cual se han datado los restos encontrados en Santa Marta (Chiapas) y en la cueva de Loltún (Yucatán), sitios relativamente alejados entre sí que hacen pensar en la existencia de diferentes vías de penetración y diferentes asentamientos, aunque todos desde la ruta común de Los Altos. La historia de los indígenas mesoamericanos se caracteriza aquí por el desarrollo de la industria lítica, con instrumentos de talla unifacial en un principio, como raederas y puntas de hueso y de pedernal, y de talla bifacial con forma de hoja de laurel hacia el final del periodo, lo que sugiere la presencia de nuevas técnicas de caza y manufactura. En el área maya, los hallazgos de puntas talladas se combinan con los de otros útiles asociados como buriles, raederas, cuchillos, etc. y algunos instrumentos de molienda que sugieren la práctica mixta de caza mayor, caza menor y recolección de vegetales. Son numerosas las puntas de tipo clovis halladas en la zona del altiplano, en los Tapiales, en la Piedra del Coyote y otros sitios de Totonicapán, datadas en el año 8760 a.C. En las tierras bajas son frecuentes las puntas de cola de pez junto a otros instrumentos de pedernal como nódulos y hojas.
El periodo Arcaico se extiende desde el año 7000/6000 a.C. hasta el 2500/1500 a.C. Se caracteriza por el cambio económico que tuvo lugar como consecuencia del cambio climático provocado por la retirada de los hielos. Esto trajo consigo la escasez de caza mayor, lo que a su vez provocó un aumento en la recolección de semillas, raíces y plantas silvestres y la adopción de un patrón seminómada de asentamiento en función de la explotación de estos recursos vegetales. Esta tradición resultó a la larga fundamental para el desarrollo cultural de Mesoamérica, puesto que con ella se inició el proceso de domesticación primaria y control de las principales plantas alimenticias, como el maíz, el fríjol, el chile, la calabaza, etc. Se ha podido documentar con rigor la evolución de esta etapa sobre todo en Belice, desde el Complejo Sand Hill datado en el año 7500 a.C. hasta los yacimientos tardíos de Melinda y Progreso. También en el altiplano se vivió esta tradición, conocida como "Cultura del Desierto", que se basaba en la recolección estacional de semillas y en la práctica de la caza menor, lo que permitió el establecimiento de poblaciones seminómadas integradas por bandas de distinto tamaño dispersas en un amplio territorio, aunque bien delimitado. Al final de este periodo aparecen además diversos asentamientos en la costa del Pacífico, en Chiapas y Guatemala, datados entre el 3300 y el 2000 a.C. y que, en contraste con los dos anteriores, evidencian el desarrollo de un sistema de vida sedentario basado en la explotación de los recursos marítimos y con apenas evidencias de agricultura o caza.
(15,000 - 9,000 A.C.)
El objeto más antiguo de la colección del museo es una punta de proyectil de obsidiana, encontrada en Nahualá, en el altiplano occidental de Guatemala, que data de alrededor de 9,000 años AC. Esta punta es del tipo Clovis, que se caracteriza por presentar una acanaladura vertical en un solo lado, que parte de la base y se extiende aproximadamente un tercio de la longitud de la punta. Este tipo de puntas fue utilizado ampliamente en Centroamérica y América del Norte. El ejemplar del Museo Popol Vuh es uno de los pocos que se han encontrado en Guatemala.
Punta de Proyectil Tipo Clovis
Nahualá, departamento de Sololá ca. 9,000 AC Se conocen solo un pequeño número de puntas de tipo
Clovis en Guatemala.
Alto 8.5 cm; ancho 4 cm.
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